En modo romántico debido al instinto animal

En medio de todos los informes que tengo que presentar, con la esperanza que la institución no quede tan mal a pesar de todos sus problemas, he tenido la visita inesperada de dos huéspedes: Cirilo y Sofía.

Cirilo llegó a mi vida desde la habitación de mi compañero de apartamento, quien le tiene miedo a los pájaros, al quererlo lanzar por la ventana, llega mi perro y en su instinto cazador lo toma en su boca, yo salgo corriendo detrás de él (del perro de cuatro patas) y le quito el pájaro (el de plumas), noto que está herido por lo cual lo meto en una canasta y al día siguiente llamo al veterinario, quien me recomienda llevarlo a una Corporación en la cual hay veterinarios expertos en animales silvestres, lo llevo, me alejo de él con la esperanza que sea cuidado, se recupere y vuelva a coger vuelo.



Al día siguiente, estoy llegando a mi casa de sacar a dar la vuelta (chichí -popó) de Quintín (el perro), cuando encuentro a las vecinas con senda escoba y trapo grande, mirando hacia otro plumífero... esta vez una lechuza, ya la había visto antes en el garaje, descubierta por supuesto por mi cuadrúpedo amigo y le tomé algunas fotos porque me pareció hermosa, no sabía yo en ese momento cómo iba a influir en mis últimos pensamientos.


Las vecinas veían que Sofía (la lechuza) estaba herida, pero no se atrevían a cogerla, así que en esos impulsos de generosidad que a veces a una le dan, tomé el trapo y la envolví mientras contaba que esa mañana había llevado a un pajarito a la organización, a lo que ellas me responden: perfecto! como tu ya sabes que hacer, llevas esta mañana!



Nuevamente voy subiendo con un pájaro herido en mis brazos a mi apartamento y escondiéndolo del Quintín que se debate entre los celos y las ganas de jugar con el otro animalito, es así envuelta en un trapo llega Sofía a mi balcón.


Mas tarde comienza Vicentico (su pareja) a rondar el balcón, él también está preocupado por lo que le ha sucedido a Sofía, su ala herida y por supuesto querrá verificar que está bajo buenos cuidados, me asomo al balcón y en ese momento están juntos parados en la baranda y comenzamos una conversación a partir de la cual tengo un dilema moral, puesto que si llevo a Sofía al veterinario de animales silvestres, los separaré y será un sufrimiento del que tal vez ninguno se repondrá (es una especie monógama), por lo cual les digo que tranquilos que no los voy a separar, que no se preocupen, que yo no tengo problema de que Vicentico llene mi balcón de animales muertos para la alimentación de la enfermita, que miraré a ver como convenzo al veterinario de ir hasta mi casa... En ese momento Vicentico alza vuelo y sigue rondando el balcón toda la noche.

De vez en cuando me asomo y la veo a ella, en la baranda del balcón mirando hacia abajo y mirándome a mí, hasta que aproximadamente a las 4am (casi al amanecer), ya no la veo más y entiendo que la Sofi se ha volado (literalmente) con su amante.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasado de moda

Nueva casa

Desazon